Metacognición: La Brújula del Aprendizaje

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¿Qué es indubitablemente valioso en esta vida? Aprender. Que siempre viene aparejado de su recíproco: enseñar. Aprender/enseñar, quizá sea la más noble y valiosa actividad de la existencia humana, porque aprendiendo/enseñando elevamos la consciencia, para conocer mejor tanto a nosotros mismos como el entorno donde cohabitamos, y ascender como especie en búsqueda de lo sabio, lo bueno, lo justo y lo bello. Sin embargo, no todos aprendemos de la misma manera. Cada persona es un mar de consciencia, voluntad y personalidad. Al emprender esta noble labor de explorar los océanos de la existencia en búsqueda del aprendizaje/enseñanza, tenemos distintas maneras de navegar las corrientes de posibilidad/probabilidad. La metacognición puede ser buena brújula para timonear efectivamente por los archipiélagos del conocimiento, ya que nos ayuda a encontrar la mejor forma en la que cada uno de nuestros vehículos navega los mares de la sabiduría.

¿Qué es la metacognición?

El término “metacognición” es un neologismo que se compone del prefijo griego “meta-”, que se puede traducir como “más allá” y el término latín “cognitĭo”, que se refiere a la capacidad del ser humano de conocer. Luego, “metacognición” se puede definir como la capacidad del ser humano de desarrollar consciencia y control sobre los procesos de pensamiento y aprendizaje. El término fue acuñado por el psicólogo John Flavell en la década de 1970, estudiando los procesos cognitivos de los individuos. Él sostenía que el ser humano desarrolla metacognición porque está consciente que es: (i) pensante y (ii) susceptible a equivocarse. Esto lo lleva a desarrollar métodos para controlar sus errores. En este sentido, se puede dividir la facultad en varias modalidades metacognitivas, tales como:

Meta-memoria: Versa sobre el conocimiento de la propia memoria, es decir, la forma en la que una persona asocia información nueva conforme a conocimientos anteriores. (Ejemplo: Una futura abogada puede darse cuenta que el color le es útil para clasificar conceptos y utilizarlos para memorizar conceptos de dogmática jurídica, clasificando obligaciones sustantivas con rojo y acciones procesales con verde).

Meta-atención: Trata de la forma que se tiene para regular la propia atención, es decir, la capacidad de fijar o centrar la conciencia en ciertos puntos o aspectos de la experiencia, descartando otros que no son relevantes. (Ejemplo: Un actor puede tomar consciencia que si va a hacer una labor que requiere ejercicio de sus facultades verbales le es más compatible poner música que no tenga letra. Entonces decide estudiar un guión con música instrumental de fondo.) 

Meta-comprensión: Se refiere a la capacidad de entender la forma en la que se da la comprensión. (Ejemplo: La o el estudiante de doctorado en economía descubre tras reprobar un examen, que para entender bien un modelo, no basta que memorice una fórmula, sino que haga ejercicios matemáticos observando y notando como cada una de las variables exógenas y endógenas influye los resultados que arroja la ecuación.) 

Aplicaciones Prácticas de la Metacognición:

Si un estudiante o profesor aprende cómo ella o él adquiere o construye el aprendizaje/enseñanza, puede desarrollar estrategias para organizar la adquisición de conocimiento. Una forma sencilla de aplicar prácticamente la metacognición es reflexionar y hacerse preguntas como: ¿Cuándo aprendo mejor? ¿Dónde aprendo mejor? y ¿Cómo aprendo mejor?

Aquí hay ejemplos de cómo yo he utilizado la metacognición para distintos aspectos de mi vida:


Cómo se ve la metacognición… estudiando las bases de licitación de la primera subasta de largo plazo de la CFE como abogado de firma corporativa:

  • Cuándo: Sábado en la mañana para que nada de la oficina me interrumpiera. 

  • Dónde: En la comodidad de mi casa con música, agua y café.

  • Cómo: En una sola sesión maratónica para resaltar lo más relevante, con el anhelo de ver a mi, entonces amada, al final del día. 

Cómo se ve la metacognición… preparándome para un examen de estudios generales en la universidad: 

  • Cuándo: Durante las mañanas de los periodos de exámenes finales. 

  • Dónde: En la biblioteca con audífonos para repasar resúmenes de las lecturas que había hecho. 

  • Cómo: Tomando descansos para repasar en grupo en cubículos y alivianar las sesiones. 

Cómo se ve la metacognición… aprendiendo un método profesional de contar historias de forma sofisticada para reescribir mi novela:

  • Cuándo: Por las noches para que ningún asunto me interrumpa. 

  • Dónde: En mi estudio a solas, 

  • Cómo: Teniendo vídeos con resúmenes disponibles para consultar con posterioridad, con mi novela al lado para contrastar y ver qué se necesita cambiar. 

Lo que nos distingue a los seres humanos del resto de la vida orgánica del planeta es que somos conscientes de que tenemos consciencia. Esta consciencia autoreflexiva es capaz de aptitudes mentales elevadas que nos permiten progresar. Reconociendo nuestra falibilidad, podemos desarrollar métodos para controlar nuestros errores y ser más eficientes en la noble labor de aprender/enseñar. En esencia, de esto se trata la metacognición. Es una cara de una de las claves del desarrollo y éxito humanos, reconocida desde la antigüedad: conocerse a sí mismo. Les invito a todos a hacerlo, no solo en cuanto a su aprendizaje, sino respecto de todos los aspectos de su ser. Es de las cosas indudablemente valiosas en esta vida.   

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