¿Cómo atraer la atención de mis estudiantes? 5 tips para engancharlos desde una perspectiva de la comunicación

Alumnos poniendo atención en clase

Como profesores, constantemente nos enfrentamos al reto de captar la atención de nuestros alumnos. Quizá un profesor novato o alguien fuera del mundo de la docencia podría creer que en cuanto empezamos a dar nuestra clase, automáticamente se hace el silencio y los alumnos se sienten embelesados con nuestra ponencia; sin embargo, sabemos que esto no es así. Pareciera que enganchar a nuestro alumnado es un talento especial que poseen algunos docentes naturalmente mientras que para otros requiere de un esfuerzo adicional.

Paralelamente, en el mundo de la comunicación existen compañías que parecen tener la capacidad de hacer llegar su mensaje sin mayor esfuerzo a su audiencia. Hemos visto anuncios televisivos que logran conmovernos o escuchado mensajes que automáticamente nos generan indignación. Estos mensajes “simples”, “concisos” y “fáciles de digerir” en realidad requirieron de un gran trabajo de análisis y planeación. 

Captar la atención de nuestra audiencia (en nuestro caso los estudiantes), engancharla, hacerla reflexionar y participar en la conversación, son retos a los que constantemente se enfrentan los especialistas y profesionales del mundo de la comunicación. Como docentes, podemos encontrar similitudes y paralelismos en nuestra labor y por tanto, utilizar algunas prácticas comunes del medio de la comunicación. Para ello, podemos ligarlas a estrategias pedagógicas, permitiéndonos así alcanzar más eficazmente a nuestros alumnos y tener un mayor impacto en su aprendizaje.

La importancia de conocer a nuestra audiencia: el alumnado

En el mundo de la comunicación, cualquier discusión relativa al lanzamiento de un mensaje (por ejemplo, una campaña de comunicación), invariablemente comenzará analizando a la audiencia. Para ello, normalmente nos hacemos preguntas que nos ayuden a conocerla mejor, entender sus gustos y necesidades y de esta manera dirigir adecuada e intencionalmente nuestro mensaje. 

Cuando conocemos a nuestros alumnos, podemos proveerles de recursos y actividades relacionados con sus gustos, intereses y contexto. El estudiante tendrá así mayor probabilidad de comprender y asimilar el contenido porque se identificará con él y lo verá aplicado en algo que le es conocido o que ha experimentado. Un ejemplo: en una clase de Producción Cinematográfica, difícilmente habrá un alumno que haya experimentado el ser parte de una grabación profesional con un staff dedicado a áreas específicas y equipo profesional, pero seguramente sí habrá grabado algún video con su celular, e incluso quizá lo habrá editado y publicado utilizando alguna red social. Podemos entonces utilizar estos conocimientos previos para construir sobre esa base otros más profundos. 

Además, debemos considerar también las capacidades y preferencias de nuestros estudiantes. No podemos asumir, por ejemplo, que todos se sentirán cómodos compartiendo verbalmente sus ideas o que un texto es la mejor o única forma de transmitirles un contenido en particular. Distintas personas responden mejor a distintos recursos y medios. Esa es la razón por la cual, por ejemplo, un periódico como el New York Times, esté optando por ofrecer sus artículos en forma de narración de audio como una opción adicional. Están conscientes de que no todos sus suscriptores tienen la preferencia, el gusto o el tiempo de leer un texto. El contar con distintos medios y oportunidades disminuye la resistencia a la participación porque ofrece alternativas con las que el estudiante se puede sentir más cómodo.

Para conocer a nuestros alumnos algunas de las preguntas que nos podemos hacer son:

  • ¿Cuál es la personalidad de mis estudiantes?

  • ¿Cuáles son sus gustos y preferencias?

  • ¿Cuáles son sus intereses?

  • ¿Cuáles son sus preocupaciones?

  • ¿Qué reacción me gustaría que tuvieran al tomar mi clase?

  • ¿Cómo se relacionan sus capacidades, necesidades e intereses con mi clase?

Estas son sólo algunas ideas de preguntas que podemos hacernos para entenderlos mejor, sin embargo, podemos idear otras más que nos ayuden a obtener información adicional relevante para planificar mejor nuestro contenido y la forma de presentarlo.

Comunicación activa vs pasiva: cómo involucrar a mis alumnos en la clase

En el pasado se creía que siempre que nosotros, los emisores, enviamos un mensaje, el receptor automáticamente lo absorbería y reaccionaría con la respuesta que nosotros esperamos sin más (Teoría de la Aguja Hipodérmica, desarrollada en los años 30’s por Harold Lasswell). Se creía que la audiencia eran simples receptores y que la comunicación era un proceso unilateral. Para lograr el comportamiento, o respuesta esperada, únicamente era necesario contar con un refuerzo en forma de repetición que crearía un “aprendizaje” en el receptor. 

Podemos hacer un paralelismo de lo anterior con el uso de la cátedra como una forma de bombardear unilateralmente al alumno con un mensaje esperando que éste lo acepte.  Sin embargo, estudios informan que la enseñanza activa es un método mucho más efectivo para fomentar el aprendizaje (Dolan y Collins, 2015). Dicho de otra forma, cuando el alumno se involucra, participa activamente y deja de ser puramente un receptor, hay más posibilidades de que aprenda.

Para fomentar este involucramiento podemos utilizar herramientas interactivas como encuestas y votaciones en plataformas como Mentimeter, slido o Polly, que permiten la participación de varios alumnos simultáneamente. Así mismo, las discusiones grupales proveen una oportunidad importante de dar y recibir retroalimentación y han demostrado, además, ser útiles para mejorar la comprensión de los temas tratados en clase (Smith, Wood, Adams, Wieman, Knight, Guild y T. Su, 2009).

Por otro lado, el dejar de lado la monotonía, proveyendo variación y novedad en nuestras clases es importante para mantener la atención y despertar la curiosidad de nuestros estudiantes.

En el 2010, en un estudio de Poh, Swenson y Picard se midió la actividad del sistema nervioso parasimpático de un estudiante del Massachusetts Institute of Technology (MIT) durante diversas tareas físicas, cognitivas y emocionales. El estudiante utilizó un dispositivo que midió esta actividad 24 horas al día, durante un periodo de una semana. Un dato sorprendente que reveló el estudio es que la amplitud y la frecuencia de las ondas registradas cuando el alumno atendía una clase impartida por uno de sus profesores era muy similar a aquella registrada en otras actividades pasivas como mirar la televisión o incluso algunas fases de relajación durante el sueño. Por el contrario, cuando el alumno realizaba tareas que representaban un reto para él o que requerían una mayor exigencia cognitiva (como la realización de deberes o el trabajo en laboratorio) se observaron varios picos de actividad en las ondas. A partir de estos hallazgos, podríamos entonces inferir que el método tradicional de cátedra, no es (o al menos no siempre) el más adecuado para captar el interés de nuestra clase y que una mayor variedad de actividades y recursos (como videos, lecturas, presentaciones, infografías, interactivos, etc.) despiertan mayor interés en nuestros estudiantes.


Claridad en los mensajes: cómo reducir la frustración de mis alumnos

En el campo de la Experiencia de Usuario, una de las características más importantes relacionadas con una buena experiencia es la Usabilidad. Esta se refiere a que el propósito de un producto (para nosotros nuestra clase o la información que damos) sea claro y la forma de utilizarlo comprensible. Es una característica importante porque reduce las posibilidades de frustración, normalmente asociada a la pérdida de interés y de motivación.

En nuestra clase, no debemos confundir el que el objetivo sea claro y la forma de utilizar la información comprensible con que sea predecible. Podemos establecer un objetivo particular, de modo que el alumno tenga claro qué es lo que debe lograr al final de la sesión, sin embargo, el “cómo” es parte de lo que se descubrirá y analizará en ella. Cuando no hay un destino claro, el camino se puede volver tortuoso y sin sentido.


5 prácticas de la comunicación para atraer la atención de mis estudiantes

Podemos sintetizar lo explorado a lo largo de este texto en estos 5 puntos clave:

  1. Relaciona el contenido de tu clase con los gustos, intereses y contexto de tu alumnado permitiendo que se identifiquen y relacionen con él.

  2. Identifica las necesidades y capacidades de tus estudiantes y  facilítales  distintos medios y oportunidades para participar y construir conocimiento.

  3. Fomenta la participación y el involucramiento en clase. Una forma de hacerlo es mediante el uso de herramientas interactivas como encuestas y votaciones, así como discusiones grupales.

  4. Genera variación en tu clase al utilizar distintos materiales y recursos, como videos, lecturas, presentaciones, infografías, interactivos, etc. para despertar la curiosidad en tus alumnos.

  5. Determina un objetivo o meta clara para tu clase, disminuyendo así la frustración y pérdida de interés en tus estudiantes.

Aplica estas ideas en tus clases e incrementa la atención de tus estudiantes. Si deseas conocer más ideas y estrategias para aplicar en el aula, Camino21 ofrece diversos programas que contribuyen a la formación docente. Visita nuestra página de Productos y servicios o contáctanos.

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