¿Cómo solucionar las Desigualdades Educativas en América Latina?

Todos reconocemos la importancia de la educación. Se ha dicho que es el motor del desarrollo, el principal canal hacia el progreso, y hay quien escribe “LA EDUCACIÓN” con mayúsculas y la pronuncia con reverencia, como si fuera la panacea para la pobreza, discriminación y demás problemas de la humanidad. Pero, ¿cómo podemos esperar que la educación solucione estos problemas, si no estamos dispuestos a invertir seriamente en ella? En ese sentido, no es coincidencia que países que invierten en educación obtengan mejores resultados conforme al Programa Internacional para la Evaluación de los Alumnos (PISA, por sus siglas en inglés).

Para poder remediar las desigualdades educativas se requiere que:

  1. Reconozcamos el monto de inversión requerido para esos fines,

  2. Canalicemos los recursos con políticas inteligentes, y

  3. Invirtamos en las medidas que tengan mayor beneficio.

Reconocer el monto de inversión requerido

Existe un déficit importante en la calidad e infraestructura educativas en América Latina y el Caribe; situación que empeoró con la pandemia del COVID-19, debido a que los países de la región reasignaron recursos hacia el sector salud y la asistencia social, según Cecilia Berlanga y Alejandro Morduchowicz de la División de Educación del Banco Interamericano de Desarrollo.

El primer paso para invertir de forma adecuada en la educación es conocer la inversión requerida. Para esto hay que entender en qué se está invirtiendo actualmente, y reconocer la brecha entre lo que se está invirtiendo y las necesidades que se tienen, contemplando tanto los recursos que se necesitaban antes de la pandemia como los recursos adicionales que se requerirán para subsanar los efectos de la crisis sanitaria en los sistemas educativos. Expertos recomiendan que el gasto público en educación en la región se mantenga o aumente en un 4%-6% del PIB.

Canalizar los recursos con políticas inteligentes

No obstante, no es suficiente conocer el monto de inversión requerido, sino que debemos aplicarlos de forma informada e inteligente. Según el Banco Interamericano de Desarrollo, las políticas de financiamiento educativo pueden mitigar o acrecentar las desigualdades educativas. Para que tengan un efecto benéfico, estas deben promover que los recursos se distribuyan con equidad, mediante fórmulas de financiamiento progresivas, que favorezcan en mayor medida a los estudiantes más vulnerables. No sólo esto, sino que estas políticas deben ser transparentes, aplicadas mediante normas generales, y traer aparejadas la rendición de cuentas y medición de resultados.

Invertir en las medidas que tengan mayor beneficio

Por último, debemos invertir en las medidas más efectivas para mejorar la calidad de la educación. Específicamente la formación y capacitación de los docentes puede ser de las formas más efectivas para estos fines.

Por otra parte, otra medida efectiva para mejorar el aprendizaje viene con la transformación digital de la educación. La adopción de tecnología complementa la enseñanza en grupo y habilita el aprendizaje asíncrono, permitiendo tanto a los profesores como a los alumnos tener control de sus tiempos. Además, contribuye a superar las limitaciones de capacidad para apoyar a los estudiantes fuera del horario y espacio escolar, y fomenta el desarrollo paralelo de habilidades digitales.

Por desgracia, existen retos importantes en la transformación digital de la educación para las instituciones educativas, las y los docentes, y las y los estudiantes, que en algunos casos llevan una vida entera aplicando modelos educativos tradicionales. Camino21 ofrece programas y soluciones tecnológicas y pedagógicas que potencializan el desarrollo profesional docente y facilitan la adopción de tecnología para transformar la experiencia de enseñanza/aprendizaje. Para conocer más de los que ofrecemos, visita nuestra página de productos y servicios o contáctanos.

No todos los países invierten los mismos recursos en políticas educativas. El resultado son desigualdades educativas que son particularmente notorias en América Latina y que se han agravado a raíz de la pandemia.

Para subsanar estas desigualdades crecientes se requiere que los que participamos en el sector educativo reconozcamos la inversión requerida para remediarlas, canalicemos los recursos con políticas públicas inteligentes e informadas, e invirtamos en las medidas que produzcan mayores mejoras en la calidad educativa, como el desarrollo profesional docente y la adopción de EdTech. No es todo lo que se puede o debe hacer para la educación en América Latina, pero es un buen comienzo para darle la importancia que se merece a la educación, como piedra angular de la evolución humana.

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